Desde tiempos inmemorables se ha creído que la tecnología y la religión son y serán para siempre mutuamente excluyentes, por el hecho de que la primera permite libertad y acceso a cualquier información o forma de conocimiento, mientras que la segunda está regida por leyes que desde el principio de la misma han existido. Por lo mismo, el hombre supone que son compañeras imposibles.
Pero así mismo como la tecnología avanza y el hombre avanza, la religión no se puede quedar atrás. Estamos en un mundo globalizado donde cosas mundanas y materiales son las predominantes, por eso la religión debe buscar la forma de llegar a sus feligreses sin irse a extremos.
Como se sabe, la tecnología es apta para todo el mundo, sin embargo no está al alcance de todos. Hay tecnología para personas discapacitadas, para personas ocupadas, para quienes trabajan y para quienes estudian. Es una forma fácil de hacer llegar la religión a aquellos a quienes se les dificulta asistir al templo, leer la biblia y demás actividades que cualquier creyente realizaría.
Existen misas en linea, cementerios en linea donde los familiares y amigos pueden dejar comentarios, fotos y vídeos, redes sociales exclusivas, audios con los sermones y libros electrónicos.
Por lo tanto, la tecnología puede ser algo complementario de la religión, sin volverse su eje, ni su única forma de llegar al mundo. No son mutuamente excluyentes pero tampoco dependientes, cada una puede subsistir sin la otra, pero no son enemigas. Pueden coexistir y lograr, quizás una unificación mayor en cuanto a lo que a los creyentes se refiere.
Aquí un vídeo sobre el Internet y la Religión
María Fernanda Rojas - 11° B
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