martes, 27 de marzo de 2012


FALSOS IDEALES


Es la busqueda de un cuerpo perfecto como el que aparece en los anuncios nos lleva a despreciar nuestro cuerpo;el sentirse infeliz con todo lo que se tiene y el ansiar siempre lo que no se tiene; creer que cuanto mas se tiene mas se gasta y se es mas feliz.

CAUSAS: 
  1. Falsa de afecto,estima personal
  2. Creer que la felicidad se encuentra en bienes materiales
  3. Falta de iniciativa y voluntad
  4. Falta de reflexión sobre la vida.

Grandes ideales

Algunas deficiencias de la personalidad adolescente tienen su origen en la falta de magnanimidad. La magnanimidad es grandeza de ánimo, es un noble deseo de dedicar la propia vida a grandes ideales. Es virtud de personas que desean abandonar la transitada senda de la medianía y acometer empresas audaces en beneficio de todos. El hombre magnánimo está siempre dispuesto a ayudar, no se asusta ante las dificultades, se entrega sin reservas a aquello que cree que vale la pena.

El pusilánime, por el contrario, siempre piensa que todo está por encima de sus posibilidades. Es ése que espera sentado su oportunidad, que aguarda pacientemente tiempos mejores mientras se lamenta de lo difícil que está ahora todo. Es una desdicha convivir con pusilánimes: son aguafiestas permanentes, conformistas desalentadores. Todo lo que hacen tiene el regusto de la mediocridad, incluso la diversión. Por eso podría decirse que el vacío de ideales resulta la más amarga de las carencias.




En mi opinión los medios de comunicación tales como el Internet y la televisión afectan de manera acelerada la evolución y crecimiento de los jóvenes de manera que en estos medios siempre se muestra una figura a quien seguir, ya sea por su físico o por sus formas de pensar, esto hace que los jóvenes se dejen influenciar por esto y crear falsos ideales en sus vidas; este es un problema de el cual los padres no están enterados ya que no hay buena comunicación con sus hijos y de esta forma no pueden saber los que piensan ni tampoco saber con que razones hacen lo que hacen.



SANTA ROSA DE LIMA

Santa Rosa de Lima nació el 30 de abril de 1586 en la vecindad del hospital del Espíritu Santo de la ciudad de Lima, entonces capital del virreinato del Perú. Su nombre original fue Isabel Flores de Oliva. Era una de los trece hijos habidos en el matrimonio de Gaspar Flores, arcabucero de la guardia virreinal, natural de San Juan de Puerto Rico, con la limeña María de Oliva. Recibió bautismo en la parroquia de San Sebastián de Lima, siendo sus padrinos Hernando de Valdés y María Orozco.
A Santa Rosa le atraía con singular fuerza el modelo de la dominica Catalina de Siena (santa toscana del siglo XIV), y esto la decidió a cambiar el sayal franciscano por el hábito blanco de terciaria de la Orden de Predicadores, aparentemente desde 1606. Se afirma que estaba bien dotada para las labores de costura, con las cuales ayudaba a sostener el presupuesto familiar, pero fueron muy contadas las personas con quienes Rosa llegó a tener alguna intimidad. En su círculo más estrecho se hallaban mujeres virtuosas como doña Luisa Melgarejo y su grupo de "beatas", junto con amigos de la casa paterna y allegados al hogar del contador Gonzalo de la Maza.
Ocupándose de la "etapa oscura" en la biografía de Santa Rosa de Lima, que corresponde precisamente a sus años de infancia y adolescencia en Quives, Luis Millones ha procurado arrojar nueva luz mediante la interpretación de algunos sueños que recogen los biógrafos de la santa. Opina Millones que ésa pudo ser la etapa más importante para la formación de su personalidad, no obstante el hecho de que los autores han preferido hacer abstracción del entorno económico y de las experiencias culturales que condicionaron la vida de la familia Flores-Oliva en la sierra, en un asiento minero vinculado al meollo de la producción colonial. Probablemente, esa vivencia (la visión cotidiana de los sufrimientos que padecían los trabajadores indios) pudo ser la que dio a Rosa la preocupación por remediar las enfermedades y miserias de quienes irían a creer en su virtud.


Alejandra Córdoba G.
Décimo B




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