Para empezar es reelevante afirmar, que todas las vidas necesitan tener un sentido, un camino defindo con un propósito maracado, y una serie de metas o logros que nos llevan a un objetivo final, ser felices.
Durante este camino encontraremos demasiados obstáculos e impases que, en un periodo corto o largo de tiempo, nos desmotiven a seguir avanzando hacia un mejor futuro, por esta razón hay que tener en cuenta que, para sobrepasar aquellas dificultades debemos creer en un ser superior que nos brinde su apoyo y confianza, y que al mismo tiempo, nos proporcione la tan anhelada esperanza para no sucumbir ante las situaciones que enfrentamos día a día, que lo único que hacen es ponernos a prueba para ver si en realidad nos merecemos la buscada tranquilidad y completa satisfacción llamada felicidad.
El sentido de la vida también depende no solo de cada persona, sino de quienes lo rodean, sus amigos familiares y círculo social en el que se desempeña, adquiriendo una identidad junto con su personalidad y valores que lo llevaran a cumplir sus sueños en un futuro incierto.
2. Sustentación:
3. Opinión personal:
Desde mi punto de vista, puedo afirmar que, sin un sentido que se le otorge a la vida no hay razón por cual estar hay, tratando de sobrellevar los problemas y conflictos diarios sin un fin definido, sin una meta clara y sin una identidad de la persona, que si es así no encuentra la felicidad, tendiendo a ser una persona depresiva y con pensamientos suicidas o agresiva que lo único que hace es afectar a la sociedad en la que este vive.
4. San Agustín de Canterbury:
En el año 597 salió de Roma encabezando un grupo de 40 monjes. Se detuvo en la isla de Lérins. Aquí se aterró por los relatos sobre los sajones y se regresó a Roma a pedirle al Papa que cambiara sus planes. El Papa Gregorio lo nombró Abad y después obispo. Al llegar a la isla británica de Thenet, el rey fué personalmente a recibirlo.
Los misioneros avanzaron solemnemente en procesión cantando las letanías. El rey acompañó a los monjes hasta la residencia que había preparado en Canterbury, a mitad del camino entre Londres y el mar. Allí se edificó la abadía que se convirtió en el centro del cristianismo inglés. La obra de los monjes misioneros tuvo un éxito inesperado. El mismo rey pidió el bautismo, llevando con su ejemplo a miles de súbditos a abrazar la religión cristiana.
El santo misionero murió el 26 de Mayo hacia el año 605 y fué enterrado en Canterbury en la iglesia que lleva su nombre.
María Alejandra Sánchez Escobar - Décimo C
Ok María Alejandra, Gracias por tu trabajo!
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