sábado, 24 de marzo de 2012

MIENTRAS MAS SE BUSCA UNA RESPUESTA MAS PREGUNTAS SE ENCUENTRAN

RESPUESTAS AL SENTIDO DE LA VIDA

“No basta con preguntarse por el sentido de la vida sino que hay que responder a él respondiendo ante la vida misma”.  Víctor Frankl
Usualmente las personas piensan el por qué estamos en el mundo y si esto tiene una razón de ser, probablemente también la mayoria ya  tiene  una respuesta, incompleta muchas veces , de su razón de vivir, es decir el sentido de su vida, que es producto de sus acciones, pero especialmente de su indagacion interna que le ha ayudado a aclarar las preguntas de porqué aparecio en esta dimensión, con esta forma, con que fin, además de estar concientes de que somos transitorios, y perecederos en la forma. Existe cierto momento en la vida de las personas, se detienen evaluan sus acciones, su comportamiento, cuánto han crecido en lo personal y espiritual, que hanlogrado hasta el momento, comó se handesempeñado, como han manejado los roles que han tenido que desempeñar, es en ese momento cuando comienzan ha hallar las verdaderas respuestas sobre el sentido de su vida en otras palabras cuando logran afrontar su vida logran a su vez hayar el sentido de la vida.  
 Este guerrero Samurai acaba comprendiendo que matar a la mosca le lleva a tener mas problemas y perder el verdadero sentido de la vida.
En coclusion se vuelve normal pensar que la vida es agitada, que no da tiempo de pensar concientemente, en quién somos, qué queremos, tampoco el porqué o cómo conseguir nuestras metas, por la dificultad de encontrar estas respuestas. Sin embargo hay que detenerse a pensar sin ignorar la complejidad de la vida, mirarla como si fueramos victimas impotentes de ella, porqué es estó lo que impide hallar las respuestas acertadas en el momento adecuado. En otras palabras limitarnos a no hallar el sentido de nuestra vida porque es muy complicado, nos encierra en un mundo en el que no somos capaces de confrontar la realidad.

SAN AGUSTIN
(Aurelius Augustinus; Tagaste, hoy Suq Ahras, actual Argelia, 354 - Hipona, id., 430) Teólogo latino. Hijo de un pagano, Patricio, y de una cristiana, Mónica, San Agustín inició su formación en su ciudad natal y estudió retórica en Madauro.
Su primera lectura de las Escrituras le decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en la razón. Su preocupación por el problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su adhesión al maniqueísmo. Dedicado a la difusión de esa doctrina, profesó la elocuencia en Cartago (374-383), Roma (383) y Milán (384). La lectura de los neoplatónicos, probablemente de Plotino, debilitó las convicciones maniqueístas de San Agustín y modificó su concepción de la esencia divina y de la naturaleza del mal. La convicción de haber recibido una señal divina lo decidió a retirarse con su madre, su hijo y sus discípulos a la casa de su amigo Verecundo, en Lombardía, donde San Agustín escribió sus primeras obras. En 387 se hizo bautizar por san Ambrosio y se consagró definitivamente al servicio de Dios. En Roma vivió un éxtasis compartido con su madre, Mónica, que murió poco después. Durante los útimos años de su vida asistió a las invasiones bárbaras del norte de África (iniciadas en el 429), a las que no escapó su ciudad episcopal. Al tercer mes del asedio de Hipona, cayó enfermo y murió.
Paula Ximena Baquero Montero
Décimo B

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