sábado, 24 de marzo de 2012



  CICLO LITÚRGICO
Se llama Año Litúrgico o año cristiano al tiempo que media entre las primeras vísperas de Adviento y la hora nona de la última semana del tiempo ordinario, durante el cual la Iglesia celebra el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su última y definitiva venida, llamada la Parusía.

En Navidad Se conmemora el nacimiento de Jesús en la Iglesia, en el mundo y en nuestro corazón, trayéndonos una vez más la salvación, la paz, el amor que trajo hace más de dos mil años. Nos apropiamos de los mismos efectos salvíficos, en la fe y desde la fe. 
En la Pascua Se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, sacándonos de las tinieblas del pecado a la claridad de la luz. Y nosotros mismos morimos junto con Él, para resucitar a una nueva vida, llena de entusiasmo y gozo, de fe y confianza, comprometida en el apostolado. 

En Pentecostés Se conmemora la venida del Espíritu Santo, para santificar, guiar y fortalecer a su Iglesia y a cada uno de nosotros. Vuelva a renovar en nosotros el ansia misionera y nos lanza a llevar el mensaje de Cristo con la valentía y arrojo de los primeros apóstoles y discípulos de Jesús. 
Adviento: tiempo de alegre espera, pues llega el Señor. Las grandes figuras del Adviento son: Isaías, Juan el Bautista y María. Isaías nos llena de esperanza en la venida de Cristo, que nos traerá la paz y la salvación. 
Epifanía: el día de Reyes es la fiesta de la manifestación y revelación de Dios como luz de todos los pueblos, en la persona de esos reyes de Oriente. Cristo ha venido para todos: Oriente y Occidente, Norte y Sur, Este y Oeste; pobres y ricos; adultos y niños; enfermos y sanos, sabios e ignorantes.
Cuaresma: es tiempo de conversión, de oración, de penitencia y de limosna. No se dice ni se canta el Gloria ni el Aleluya. Estos himnos de alegría quedan guardados en el corazón para el tiempo pascual. Se aconseja rezar el Via Crucis cada día o, al menos, los viernes, para unirnos a la pasión del Señor y en reparación de los pecados.
Semana Santa y Triduo Pascual: tiempo para acompañar y unirnos a Cristo sufriente que sube a Jerusalén para ser condenado y morir por nosotros. 
Tiempo Pascual: tiempo para celebrar con gozo y alegría profunda la resurrección y el tiempo del Señor. Es la victoria de Cristo sobre la muerte, el odio, el pecado. Dura siete semanas; dentro de este tiempo se celebra la Ascensión, donde regresa Cristo a la casa del Padre, para dar cuenta de su misión cumplida y recibir del Padre el premio de su fidelidad. En Pentecostés, la Iglesia sale y se hace misionera, llevando el mensaje de Cristo por todo el mundo.

"El verdadero culto a Dios consiste en las buenas costumbres." = mucha veces nos concentramos en seguir la costumbres religiosas pero no nos damos cuentas de que en el fondo nuestro corazón no esta cambiando, por ello lo mas importante es reflexionar sobre nuestros errores.

 VIDA DE ISIDRO
Nace San Isidro Labrador casi finalizado el siglo XI, en 1082, iluminando con su ardiente fe al pueblo de Madrid. Su profundo amor a la Eucaristía, su entrañable devoción a la Santísima Virgen, toda esta vivencia de la Iglesia en plenitud, le impulsa a identificarse con el pueblo, con los niños, con los desvalidos, con los que sufren hambre de pan y del alma, con todas las criaturas de Dios, como adelantado y predecesor del Serafín de Asís.
Sus portentosos milagros, más de cuatrocientos, se contemplan en su Proceso de Canonización. Su caridad ilimitada, hace, que sus contemporáneos le admiren y le veneren como a un Santo, junto a su esposa Maria de la Cabeza, y que llegan a ser un solo corazón y una sola alma; matrimonio que bendice el Señor, concediéndoles un hijo, Illán, que es causa un día de uno de los más portentosos milagros de San Isidro, resucitándole tras precipitarse a las profundas aguas de un pozo.
En otra ocasión también devuelve a la vida a Maria de Vargas, hija de su patrón y ahijada suya.
La vida del santo matrimonio, encendía más y más el fervor del pueblo de Madrid tras el conocimiento de tantos prodigios.
Muere San Isidro el 30 de noviembre de 1172, sobre los 90 años, y es sepultado en el cementerio de San Andrés, su parroquia.
Cuarenta años después, en 1212 fue descubierto, por revelación divina, su cuerpo incorrupto.
San Isidro es Beatificado por Paulo V el 14 de junio de 1619, fijando la celebración de su fiesta el 15 de Mayo.
Gregorio XV Canoniza a San Isidro el 12 de Marzo de 1622. Sin embargo la muerte del Pontífice hizo que se retrasara la expedición de la Bula de Canonización de San Isidro "Rationi Congruit" hasta el 4 de junio de 1724, firmada por Benedicto XIII.


Mariana Martin 10 A
    

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